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¿QUIÉNES SOMOS LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA?

La Iglesia

¿Recientemente conoció a un adventista? Tal vez vio un anuncio de un evento en una iglesia adventista local, o pasó por una de las escuelas u hospitales de la denominación. Puede que hayas escuchado la palabra «adventista» en algún lugar y quieras saber más sobre su significado.
 

Los Adventistas del Séptimo Día son una familia global de cristianos que tienen a la Biblia como su máxima autoridad. Sin embargo, hay algunas características que los distinguen de muchas otras denominaciones cristianas. 
 

Veamos algunos componentes básicos de su identidad colectiva, que pueden darnos una idea de lo que significa ser un Adventista del Séptimo Día.

  • Los Adventistas miran a Jesucristo solo para la salvación.

  • Los Adventistas creen que la Biblia te presenta a Dios.

  • Los Adventistas reconocen el llamado a ser únicos, o «apartados» del mundo.

  • Los Adventistas sostienen la importancia del 4º mandamiento, el séptimo día sábado, incluso hoy en día.

  • Los Adventistas tienen una rica historia, alimentada por un renovado énfasis en el estudio riguroso de la Biblia.

  • La Iglesia Adventista hoy – Creencia en acción.

  • La meta – La vida eterna con Jesucristo.

CREENCIAS 

FUNDAMENTALES

Los Adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como la única fuente de sus creencias. Consideramos que el movimiento es el resultado de la convicción protestante de la sola escritura: la Biblia como la única norma de fe y práctica de los cristianos.

Con los años, la iglesia ha acordado declaraciones clave que resumen las principales enseñanzas que los adventistas entienden a partir de las Escrituras. Esas declaraciones son hechas en forma colectiva por un grupo de investigadores que estudian y escudriñan con oración la Biblia con la ayuda del Espíritu Santo.

En el presente, los adventistas cuentan con 28 creencias fundamentales que pueden ser organizadas en seis doctrinas: las doctrinas de Dios, el hombre, la salvación, la iglesia, la vida cristiana y el fin. En cada enseñanza, Dios es el arquitecto quien, con sabiduría, gracia y amor infinitos, está restaurando una relación con la humanidad que durará por la eternidad.

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